Cuando nació Mil Botellas, en 2007, los editores Ramón Tarruella y Sofía Silva no planearon llegar hasta aquí. Consolidaron una editorial con un fuerte perfil y una doble misión: dar luz a nuevos autores y reeditar obras de escritores olvidados. Eso que hoy llaman “rescate”.
Tarruella, uno de los dos pilares de esta
editorial “chica”, como él mismo la describe, es también escritor y profesor de
Historia. Nacido en Quilmes pero ciudadano platense, trabajó en oficios varios
y colaboró en medios periodísticos. Hoy, a la par de su trabajo como editor, da
clases y coordina talleres literarios. Publicó cinco libros: Crónicas de una ciudad: historias de escritoresvinculados a La Plata (2002); Mitos y leyendas de La Plata (2007); las novelas Balbuceos (en noviembre) (2009) y
Allá, arriba, la ciudad (2010); y 1914:Argentina y la Primera Guerra Mundial (2014).
Evaluar, decidir, anhelar
Cuentos y novelas
de autores varios conforman el catálogo de narrativa de Mil botellas: Gabriel Báñez
(quien inaugura la nueva colección
Brindis con un libro de tres cuentos), Bruno Petroni, Rafael Barret, Bernardo
Kordon, Juan Bautista Duizeide, Martín Malharro, Zuhair Jury, Alberto Vanasco y
el mismo Tarruella.
“Tengo una
incapacidad para pensarme como editor de poesía. Pensar y decidir qué poetas
son buenos o malos. Me encanta la poesía como lector y como fuente para mi obra
narrativa”.
“Aunque reeditamos Balbuceos… (su primera novela), creo que
no hay que publicar libros propios en la propia editorial. Si editás tres
títulos al año y uno es tuyo, la idea de crear un espacio nuevo no funciona. Es
una decisión personal.
En las reediciones
buscamos incluir prólogos fuertes. Y parte del prólogo aparece en la
contratapa. También usamos extractos de comentarios sobre la obra publicados en
diarios y revistas”.
"Como objetivo a cumplir:
hay muchos autores que ambicionamos tener y hoy no están, como Saer”.
Editar, escribir, militar
Para Mil Botellas seguir
publicando es, en sí mismo, un objetivo cumplido.
“Los bemoles -vender
más, vender menos- a uno le duelen, pero son parte del recorrido.
Vengo del palo
político. De una militancia que no logró contenerme. Hubo algo de desilusión.
Hoy mi vida está rodeada de escribir, leer y dar clases.
Trabajo desde una
militancia artística. Escribir no es solo contar una historia, sino la búsqueda
de una estética. El compromiso con la palabra”.
Pensar la identidad
“Club Hem, Pixel y
La Talita Dorada están ocupando un lugar que era necesario. Están editando
mucho y muy bueno. Están conformando, además, una identidad regional.
Siento, también, que
en estas experiencias la relación escribir/publicar está demasiado cercana.
Creo que debería el escritor recibir varias miradas… Madurar, antes de sacar un
libro. No me parece positiva esa realidad para el autor. El tiempo dirá quiénes
quedan, como han quedado hasta hoy Bañez y Brizuela.
Para nosotros no es
una meta fortalecer esa identidad. Cuando algo se regionaliza demasiado, no me
parece bueno. No es el proyecto que tengo ni tendría”.
Derivar
“Los libros tienen
una estética fuerte. El diseño está tercerizado. De todos modos hay un diálogo fluido
con los autores. A veces son ellos quienes nos aportan fotos para las portadas".
"La impresión también se terceriza. Las tiradas actuales son de 300, 500 o 1000 ejemplares, depende del caso”.
Resistir
“Me gustaría ganar
un cuarto de sueldo por lo que hago. Se requiere de mucha energía: las
presentaciones, el traslado de libros, los intercambios por Facebook. Todo
necesita un seguimiento. Pero si obtener mayores ingresos significa alterar la
calidad de la editorial prefiero seguir así”.
Llegar al lector
“No tenemos tanta
prensa como otras editoriales. Hay sellos de Buenos Aires que con dos o tres
libros y poco tiempo de existencia logran mucha visibilidad. Hoy el autor tiene
que poner el cuerpo literalmente en la promoción de su obra.
De cada tirada, 20
ejemplares van a prensa, en La Plata, Buenos Aires y algunos sitios del
interior. Enviamos novedades a Radio Provincia y Radio Nacional. No
trabajamos con distribuidoras. Posiblemente sea un error”.
Mil Botellas ya tiene numerosos puntos de venta en librerías de La Plata y de Buenos Aires, pero también en Paraná,
Salta, Trelew, Necochea, San Luis, Santa Fe, Tandil y Montevideo, Uruguay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario